Los datos estadísticos comparativos de nuestro país con el resto del mundo, en lo que a educación y lectura se refiere, son reveladores y preocupantes. Muestran índices tan bajos que somos el penúltimo de una lista de 108 naciones, según un reporte de la Organización de las Naciones Unidas del 2006. La Encuesta Nacional de Cultura de 2005 señala que los mexicanos leían 2.9 libros al año; el estudio de la ONU de 2006 habla de que sólo son 2 libros al año los que se leen y por su parte el INEGI, en su Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2002, mostró que el tiempo promedio dedicado por la población para leer cualquier texto es de sólo 1.2 horas semanales
Otros antecedentes indican que más del 40% de los estudiantes mexicanos de 15 años no alcanzan las competencias lectoras mínimas (PISA 2009); más del 70% de los niños en primaria se encuentran en los niveles elemental e insuficiente en la prueba de español (ENLACE 2010); y que la evolución de la tecnología hace que los estudiantes encuentran lo que buscan en la red sin mayor esfuerzo y para ellos es algo "muy normal".
Cabe señalar, en este escenario, que no es lo mismo leer para aprender en libros de texto o bibliografía de apoyo, que leer literatura, es decir, leer por diversión y placer, mas no por obligación.
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